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Se denominó con esta expresión el sistema de enseñanza y formación que implicaba que unos alumnos más aventajados enseñaban a otros escolares retrasados en el contexto de la actividad escolar: horarios, lugares, libros, programas, actividades.
Esta forma de hablar era frecuente en la pedagogía del siglo XVI y XVII. Pero el sistema de enseñanza mutua puede considerarse permanentemente usado en la pedagogía por ser natural y espontáneo.
También en la educación religiosa en todos los terrenos y materias se puede aprovechar el modo, incluso alentar su uso, por cuanto el alumno que enseña a otro resulta el primer beneficiado al tener necesidad de aclarar sus propias ideas y elegir el mejor lenguajes para hacerse entender en aquello que se debe comunicar a los demás.
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